Tal vez ya has escuchado hablar de las personas resilientes o de la resiliencia como aquella capacidad que tenemos los seres humanos para sobrellevar las dificultades. Es una herramienta con la que contamos internamente para superar situaciones difíciles o conflictos de cualquier tipo, como una especie de instinto que se activa antes estas situaciones.
Ciertamente estamos atravesando tiempos difíciles en colectivo, la pandemia ha fijado un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad, algo que sin lugar a dudas no olvidaremos. La vida una vez más nos pone a prueba y debemos afrontarla con la mejor disposición.
Durante crisis como esta, los desórdenes mentales como el exceso de estrés, ansiedad, ataques de pánico y demás desequilibrios crónicos se hacen más visibles.
Muchos han tenido que lidiar con la enfermedad, la pérdida de empleo, crisis económica o hasta fallecimiento de un familiar o amigo muy cercano, entre otras, lo que ha puesto a prueba nuestro equilibrio mental.
Ya lo decía Darwin, la capacidad de cambio y de adaptación es la clave de nuestra especie, así que las resiliencia debe ser un lugar al que recurramos en momentos difíciles. Muchas personas consideran que ser resilientes es caer en la comodidad o conformismo, y lo cierto es que el límite entre estos dos conceptos es muy delgado.
Debemos ser conscientes de que la capacidad de ser resilientes debe ser una herramienta que usemos de forma consciente en momentos de dificultad, pero no puede ser una excusa para quedarnos inmóviles y no enfrentar la situación.
Una persona resiliente sabe que hay cosas que no puede controlar pero que se puede transformar y aprovecharse.
Muchas personas se paralizan ante el conflicto y se quedan en el lugar de la víctima sin identificar que en momentos como ese, surgen oportunidades para salir fortalecidos. Acá te contamos algunas características de alguien resiliente:
¡Claro! Entendiendo que la resiliencia no es una herramienta para evadir la realidad, negar los conflictos o conformarnos con ello, sino entenderla como un pequeño apoyo para ayudarnos a sortear las vicisitudes naturales de la vida.
No olvidemos que estas prácticas deben ser complementarias, si estás atravesando por una situación muy compleja, debes buscar ayuda profesional.
En momentos de crisis lo mejor es buscar diferentes opciones para ayudarnos a afrontarlas, no importa que tan grande o pequeña sea la dificultad, la resiliencia definitivamente es una práctica que complementa nuestro espíritu, nos enriquece y ayuda a superar cualquier problema.